Teléfonos fecales

 

 

Esta mañana me ha sorprendido en la prensa digital
una noticia curiosa de nuestra España actual:
El 30% de los teléfonos públicos de Madrid contienen restos de materia fecal
 
 
Una empresa española ha analizado la contaminación
de los teléfonos públicos de esta capital en cuestión:
Teléfonos compartidos de hoteles y estaciones
cabinas, locutorios y otras localizaciones.
 
Parece ser que ni el váter ni la suela de los zapatos;
a los microbios les gusta el teléfono urbano
quizás encuentren allí recovecos más aptos
para un modo de vida, para ellos, más sano.
 
Además no hacen ascos al móvil anglosajón
según se desprende de un estudio universitario de investigación.
Y la empresa española siguiendo este ejemplo de los ingleses
ha obtenido unos porcentajes significativos
los microbios fecales tienen apetencias e intereses
en un 30% de tales efectivos.
 
40 muestras de teléfonos se tomaron
130 recogidas se realizaron
3 laboratorios se utilizaron
10 hoteles 4 y 5 estrellas se investigaron
3 locutorios se rastrearon
10 teléfonos de una determinada estación
la de Atocha se escogió para esta inspección
otros 10 del aeropuerto de Barajas, T4 terminal
y 10 cabinas de calles de la capital.
 
Diversas especies bacterianas se identificaron con claridad
la mayoría patógenas y también fecales
uno se pregunta con cierta curiosidad
que hará el personal con estos aparatos tan usuales.
 
Lo más lógico es pensar
que el usuario hace sus necesidades,
se limpia pero sin calibrar
que restos se adhieren en sus extremidades
y cuando después, se enchufa el auricular
sin tener conciencia de su situación
provoca la inevitable contaminación.
 
Pero puede darse también algún caso más inusual:
Una vez que ha terminado el interlocutor
se pase el teléfono por su interior
como en un acto reflejo, irracional
 
o quizá es un acto voluntario
en una especie de rito estrafalario
 
o tal vez sea una forma de marcaje animal
más que un extraño ritual:
Imitando la meada del can
que señala su territorio con afán.
 
 Así es que la empresa que ha realizado este estudio, ante tal disyuntiva
ha aconsejado al respetable en definitiva
que antes de utilizar estos aparatos compartidos
se asegure que están limpios y debidamente protegidos.
 
Y, digo yo, en cualquier caso, será muy conveniente
proveerse de mascarilla, y al algún potente detergente
para desinfectar esos artefactos tan peligrosos
para la salud, y además olorosos.